miércoles, 29 de abril de 2015

DIVAGACIONES DE UNA TARDE DE PRIMAVERA

La corriente de la tarde transcurre serena, con su aliento de primavera expandiéndose sobre tu vientre. Llamas a la puerta y no te atreves a entrar. Vienes y no sabes de qué hablar. La humedad de tu silencio no se seca e intento lanzar pétalos de besos a esta asfixiante y pesada atmósfera que nos envuelve, intentando acariciar y sanar cada una de tus heridas. Heridas que anhelan huir. Pero tu terca y quebradiza memoria las trae de regreso una y otra vez. Olvídalas, te digo. Olvida cada regreso de las tinieblas que aprisionan tu libre caminar tornándolo en un andar triste, vago, monótono. Te gusta la melancolía, dejar quejidos y gemidos tras tus pasos, lamentos que fantasmas grises recogerán con su llanto. Tiemblo ante tu desidia. Tiemblas en la perdida de tus ganas. Ven aquí, te digo. Abrázame, prométeme que no volverás a ser reminiscencia de las luces apagadas en tu vida. Contempla las maravillas y prodigios a tu alrededor, admira esta tarde maravillosa donde el azul del cielo parece la paleta multicolor de un viejo y genial pintor. Calles vacías. Paseemos. Dame la mano. Que la fuerza sea contundente y ya no te dirijas más de manera silenciosa a ese muro de alambre y espino edificado por los miedos de tu memoria. Un beso. Uno sólo me basta. Los pájaros cantan y hacen cabriolas en su vuelo mientras la ciudad espera ¿No escuchas la fiesta de la vida? Arboles milenarios que permanecen intactos en el devenir del tiempo, acompasando sus ramas al ritmo de una brisa suave, componiendo juntas la hermosa melodía de una bella canción. Agarrémonos a su cintura, unámonos a ella con el hermoso aliento que nos regala la tarde. Probemos tan sólo a vivir la vida...

Juanma - 29 - Abril - 2015                                      

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