viernes, 20 de marzo de 2015

EL PAISAJE DE LAS OLAS

Perdiéndome en la tarde
voy dejando miguitas de recuerdos tras de mí,
retazos de vida que las olas del mar barren y se llevan;
mis pestañas se enredan en los ojos del océano
como queriendo ser bruma, coral, salitre…
o blanca historia de su espuma.

Camino por la arena nómada de la playa
trazando con mis pisadas huellas en el pasado
de su crepúsculo,
cobijándome a la sombra de una puesta de sol
casi enigmática
mientras el viento revuelve y juega
al escondite con mis cabellos,
con mi esperanza, con mi sonrisa…
igual que tú.

Recortado el sol contra el ocaso,
también el agua, los distantes reflejos
sonríen envueltos en la neblina,
el vuelo de las gaviotas en el cielo
en contrapunto al canto de las sirenas
ocultándose entre las rocas…
la inmensa paleta de colores del atardecer,
el confuso azul disfrazado de púrpura,
de malva, de carmesí… de arco iris
agitando las nubes,
vistiéndolas de seda
y a nosotros, de versos de terciopelo.

En el horizonte las horas se esconden
en las grutas de los sueños,
los ruidos se tornan silencios
y, al rato, mis ojos se encuentran con los tuyos,
tus pupilas son adivinanzas que
esconden mil enigmas y relatos…
y nuestros labios se acercan y tiemblan
y avanzan y suspiran y se besan
como si hubieran encontrado el lugar perfecto
donde perderse para siempre,
donde saberse descansar
y olvidar el dolor de lo prohibido
transformado, como magia,
en metáfora de libertad.

Hace una eternidad que anocheció
y, sin embargo, una lluvia de espejismos
y estrellas fugaces ilumina y da color al horizonte;
junto a ti me abrazo a oscuras
para atrapar tu corazón en el paisaje de las olas…

Juanma - 20 - Marzo - 2015