lunes, 19 de noviembre de 2012

FANTASMAS


Tengo muchas noches a mis espaldas... y otras tantas madrugadas.

Tengo ojos tristes y un corazón que aletea en mi pecho como un murciélago.
Tengo más años de los que quiero y menos de los que necesito.
Escúchame, que esto es importante!! Cuando me muera, no tiene que haber ningún puto cura cerca. Ninguno.
Y el ataúd, que sea el más barato que haya en el mercado. Si es de segunda mano tampoco me importa.
Aunque vaya a estar dentro toda la eternidad, tampoco es que lo vaya a usar demasiado.
Pero no, por ahora no me muero...
No ahora que la vida me grita tan fuerte que asusta hasta a mis fantasmas arrinconados.
Salen en desbandada; los felices y los tristes.
Y como el día es territorio de besos, la noche cobija siempre alguna que otra sombra.
A veces, cuando tienen peso específico, se asoman a mi alma con tal desparpajo que no me dejan ni respirar.
Cuando encuentre alguien que me quiera, le pediré que me vigile mientras duermo.
A mi lado izquierdo...
Y que con una red implacable, vaya separando mis sueños por temas, colores y sabores.
Que vaya recibiendo mariposas y lagartijas, agujeros y lunas en el parto onírico de cada madrugada, acariciando el ritmo de mi corazón con una mano.
Vaciando vacíos, colmando almas...
Cuando llega la mañana, los fantasmas espían al borde de la cama, con la respiración acompasada.
Pero los sueños felices saltan por los costados y los atropellan sin respeto.
Los oscuros, se agazapan jurando maldiciones.
Ellos, los monstruos nocturnos de mi alma, tienen mucho más miedo que yo.
Será que se saben condenados a la extinción...

Juanma - 19 - Noviembre - 2012