jueves, 26 de abril de 2012

CUENTACUENTOS

-¿Me cuentas un cuento?
-¿Cuál?
-El que quieras.
-¿El del elefante con chaqueta de botones?
-Vale...
-¿O el del caballo que era muy bonito?
-No, ése no. Siempre lloras.
-Cierto.
-¿Qué, entonces sí?
-Si prometes dormirte...
-¿Y esperarás hasta que me duerma?
-Sí.

Clic. El carruaje lleva a la calabaza que quedó de la cenicienta hasta el dragón que mató al caballero.

Y bueno, vengo por mi cuento.

La estufa encendida, el reino lleno de monstruos allá abajo. Todos los bichos del bosque en esa enorme cama donde, asustados, comparten el abrazo más fuerte del mundo.

Porque hace invierno. Porque huelen a derrota y ternura. Y eso es tan dulce que se puede dormir sin miedo, aunque estén eternamente condenados a vivir encerrados dentro de un libro.

-¿Estás segura?
-Claro.
-¿Y luego?
-Habrá otros cuentos que contar.

Y él abre el libro, con una sonrisa dulce y un tanto aviesa en los labios. Y ella agranda los ojos para verlo mejor. Para oírlo mejor. Para olerlo mejor...

Conocen bien las ficciones. Sonríen, como niños. Y creen y se dejan llevar...


Juanma - 27 - Abril - 2012

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