martes, 13 de diciembre de 2011

CALIGRAMA

Sube al tren. Con infinita tristeza. Todos la miran. Y ella lo sabe. Se sienta sola, llora, la siguen mirando. Se ha puesto unas gafas de sol para intentar ocultar su dolor, a al menos para disimular las lágrimas. El tren llega a su destino. Se baja en silencio, llorando. Camina hasta un parque cercano. Se sienta en un banco bajo las osamentas desnudas de los afligidos árboles de otoño. Llora. La miran. Mira dentro de su bolso y saca algo de su interior. Llama por teléfono.

Cae la noche. Vuelve a casa y llora. Saca una tiza de un cajón y empieza a marcar cada objeto con una X mayúscula. No hay nadie. Nadie la mira. Nadie la ve. Eso le duele aún más. Se enfrenta a la mirada que le devuelve el espejo. Se contempla largo rato en él. Descubre que tiene un agujero en el pecho. Más bien se trata de un hueco del tamaño del corazón. Ve la pared de detrás a través de aquella abertura que parece haber cobrado vida en su interior. Se sienta. Hunde un cuchillo en lo más profundo de sus entrañas que la atraviesa sin ninguna sensación. Ahora lo entiende. Sonríe al fin.

                                                                                      *  *  *

En el pasillo de un avión que atraviesa el océano, él avanza, llorando. Lo miran. Cierra los ojos. Acaba de recibir una llamada. Llora. Se quita las gafas de sol y se desabrocha el cuello de la camisa. Pone sobre sus piernas temblorosas el bolso de mano. Mete la mano dentro del bolsillo, buscando algo que le espera allí y que parece ser su única salvación. 

Se seca el sudor de la frente. Empieza a inquietarse, se palpa el pecho. Todo bien. O quizás todo mal, pero al menos en su sitio. ¿Y entonces? Lo coge con cuidado. Es sólo un papel en el que hay un caligrama con unos versos en francés. Al fin lo entiende. Sonríe también.

"En este espejo estoy encerrado vivo y real como se imagina a los ángeles y no como son los reflejos..."
(Guillaume Apollinaire)



  Juanma - 13 - Diciembre - 2011